A LAS COSAS HAY QUE ENTRARLE SIN MIEDO. SÍ, SÍ. YA SÉ QUE ES BIEN FÁCIL DECIRLO Y HACERLO YA ES OTRA COSA, PERO ENTENDER QUE REALMENTE NUNCA VAMOS A AVANZAR HASTA QUE DECIDAMOS DEJAR EL MIEDO DE LADO, NOS AYUDA MUCHO A EMPEZAR A CONTEMPLAR HACERLO.
Definamos primero que es el miedo , sin ahondar en conceptos freudianos. Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. Un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.
Creo que el miedo es bueno. No hablo del miedo que te paraliza y no te deja hacer nada, sino del miedo que te hace reconocer en dónde estás parada. Esa cosquillita que te da los nervios y te hace consciente de las cosas. Ése es el miedo que me gusta, el que me sitúa en el presente. Justo ese miedo es el que hace que intentes echarle ganas a las cosas, el que busques alternativas para que el resultado no sea el que temes sino el que quieres, ese nivel de miedo es el bueno.
Sin embargo, el miedo del que te quiero hablar hoy no es el miedo que yo considero bonito, sino el que te impide hacer las cosas. Como cuando quieres algo pero el fracaso de experiencias anteriores no te “deja” querer vivir este. Y entonces te paralizas. O cuando quieres decir ‘Te amo’ a alguien y el miedo al rechazo hace que te lo guardes y dejes pasar la oportunidad.
¿Por qué? ¿Por qué dejamos que un sentimiento nos paralice? ¿Por qué dejamos que algo que ni siquiera ha ocurrido defina lo que puede o no pasar?
El miedo a la oscuridad sólo lo sientes cuando estás en ella
Me he equivocado mil veces, y he azotado contra el suelo otras tantas, que aunque todavía me da miedo equivocarme, ya no me importa. Todas las veces que fracasé son lecciones que aprendí. Todas las veces que me caí, son veces que me levanté, y todas las veces que juré que no iba a poder, me demostré que sí. Poquito a poco fui definiendo quién soy.
Somos nuestras propias decisiones, lo que hacemos y dejamos de hacer, de las veces que dejas que el miedo te domine y de las veces que dices: “esto sí lo quiero hacer, no importa si me caigo, no importa si fallo, esto vale la pena”. Y te puedo asegurar que, mientras no sea algo que atente contra ti o de alguien más, vale la pena.
El fracaso no es malo. Nunca lo ha sido y nunca lo va a hacer. Sí, duele mucho. Sí, es muy humillante que alguien te vea caer o que las cosas no funcionen cuando le metiste todo tu empeño, ¡pero qué importa! deshacerte de ese miedo y prepararte para que el posible éxito/fracaso suceda, te da armas para transformar ese miedo en acciones. Si el miedo no te deja hacer nada, entonces en tu vida no estará pasando nada y ¿para qué quieres que nunca nada te suceda?
Sí es algo que de verdad quieres (y repito, que no atente contra nadie) di que sí siempre, transforma ese miedo en fuerza para hacer cosas, es más, haz que el miedo te empuje a hacerlas. Logra que el miedo y los nervios te hagan ser mejor que el día anterior y nunca permitas que no te deje vivir lo que quieres. Siempre será mejor arrepentirte por las cosas que viviste que por las cosas que negaste.
Somos nuestras propias decisiones, lo que hacemos y dejamos de hacer, de las veces que dejas que el miedo te domine y de las veces que dices: “esto sí lo quiero hacer, no importa si me caigo, no importa si fallo, esto vale la pena”. Y te puedo asegurar que, mientras no sea algo que atente contra ti o de alguien más, vale la pena.
El fracaso no es malo. Nunca lo ha sido y nunca lo va a hacer. Sí, duele mucho. Sí, es muy humillante que alguien te vea caer o que las cosas no funcionen cuando le metiste todo tu empeño, ¡pero qué importa! deshacerte de ese miedo y prepararte para que el posible éxito/fracaso suceda, te da armas para transformar ese miedo en acciones. Si el miedo no te deja hacer nada, entonces en tu vida no estará pasando nada y ¿para qué quieres que nunca nada te suceda?
Sí es algo que de verdad quieres (y repito, que no atente contra nadie) di que sí siempre, transforma ese miedo en fuerza para hacer cosas, es más, haz que el miedo te empuje a hacerlas. Logra que el miedo y los nervios te hagan ser mejor que el día anterior y nunca permitas que no te deje vivir lo que quieres. Siempre será mejor arrepentirte por las cosas que viviste que por las cosas que negaste.
“Dí que sí, aunque te estés muriendo de miedo,
aunque después te arrepientas,
porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida
si le contestas que no.”
(Gabo Márquez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario