jueves, 18 de julio de 2013

Decídete

“El amor no es consuelo, es luz", dijo Friedrich Nietzsche. Mientras que enamorarse es bello y espontáneo, el amor es una decisión que tomamos. El enamoramiento es; en el amor, somos.


Algo muy bonito del enamoramiento es que no hay persona en el mundo que no lo sienta, y quiero aclararlo porque noto que hay una gran confusión respecto a lo que significa, así que permítenme que lo aclare de una vez: el enamoramiento es una etapa espontánea, es la parte en la que todo parece perfecto, todo es bonito y sientes que flotas mientras caminas, el enamoramiento es justo lo que te hace decir algo así como “ay la pucha que vale la pena estar vivo”. (Fíjense que estoy evitando no decir groserías)
El enamoramiento es narcisista. Se trata únicamente de lo que tú sientes y de lo que tú quieres. Es la etapa más bonita y  la que nos inunda de una felicidad que juramos será infinita. El enamoramiento es.
 
Habiendo aclarado esto, vemos que entre el enamoramiento y el amor hay una gran diferencia. Uno es narcisista y el otro no. El amor no se trata solamente de ti, no se trata de lo que necesitas hacer para estar mejor o de lo que necesitas que la otra persona te dé, tampoco se trata de lo que puedes recibir o de lo que puedes darle; el amor, a diferencia de la belleza del enamoramiento, es una decisión.
El amor es algo que decides vivir y lo eliges todos los días. Es esa fuerza que te impulsa a tomar esas decisiones. Es lo que te transforma en la mejor versión de ti y lo que te impulsa a ayudar. Es la promesa de algo estable y algo mutuo que se va a seguir construyendo todos los días, con las bajas y las altas, con los cambios que presente la vida. Es lo que te ganas y lo que procuras para que se mantenga y eso es lo que lo hace perfecto. En el amor somos.


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